Se usa cuando alguien está pasando un calor brutal, de ese que te deja pegado a la silla y sudando a chorros, o cuando está reventado de cansancio mental después de currar o estudiar a saco. Es como decir que estás frito, tostado y sin pilas. Y hay que admitir que la palabra suena tan exagerada que hasta hace gracia.
"Niña, entre el examen de esta mañana y el paseo a las cuatro de la tarde, estoy achicharrado perdido, como croqueta olvidada en la freidora del chiringuito."