Se usa cuando alguien suelta un chisme o un secreto con toda la seriedad del mundo, creyendo que está revelando la gran bomba, pero en realidad todo el mundo ya lo sabía desde hace rato. Es como ver a la persona creyéndose protagonista de novela mientras los demás solo fingen sorpresa por educación, y la escena queda entre trágica y cómica.
"Después de una hora de drama, lágrimas y pausa comercial imaginaria, Marta por fin entregó el oro diciendo que Juan se había comido la torta, y nosotros aguantando la risa con las migajas todavía pegadas en la comisura de sus labios."