Expresión muy usada para decir que alguien se cayó o se dio un tremendo golpe, como si lo hubiera pasado por encima un camión enorme. No es una caidita suave, es un tortazo épico que todo el mundo ve y comenta después. Suena gracioso, pero casi siempre duele un montón. Eso sí, luego queda la anécdota para echar broma.
"Chamo, ayer bajando la cuesta del liceo me eché una gandola, quedé todo raspado y los panas todavía se están riendo de la volada que me di"