Expresión muy usada cuando alguien se mete un golpazo o se cae de forma aparatosa y medio ridícula. El vil le mete sazón, como para remarcar que el porrazo fue legendario. Suele ir acompañado de risas, bromas y uno que otro chiste cruel, porque sí, en el fondo todos somos un poco malos.
"Mira, chamo, Ernesto se echó un vil trancazo bajando del bus, perdió la chancla en el aire y casi se lleva por delante a la señora de los helados"