Tradición manchega legendaria que consiste en buscar cualquier excusa para tomar una siesta reparadora, aunque hayas dormido más de ocho horas.

"Después de zamparme ese gazpacho manchego, me voy a echar un rato que la vida contemplativa no se hace sola."

Tomarse una siesta, pero a lo queretano: donde sea y como sea, cual ratón en el rincón.

"Compadre, después de la comida me eché un rato en la hamaca del jardín y desperté con el sol completito."

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