Se usa para decir que algo o alguien es un lío tremendo, una vaina que en cualquier momento explota y te deja metido en el problema. Es como tener que cuidar doce polvorines al mismo tiempo, todos a punto de estallar. Muy de cuando la situación está tan enredada que uno no sabe ni por dónde empezar.
"Hermano, esa reunión con los socios fue doce polvorines, todo el mundo peleando, gritando y yo en la mitad sin saber a quién hacerle caso."