Se usa cuando alguien te deja plantado a última hora y te quedas ahí, frío, como un ladrillo más pegado a la pared sin saber qué hacer. Es muy típica cuando un plan se cae sin explicación y te toca comerte el mal rato. Y sí, duele un poquito el orgullo, para qué negarlo.
"Marico, Yuli me dejó en la pared con lo del cine, me bañé, me perfumé y ahora estoy aquí en la sala viendo novelas con mi mamá."