En Mérida se usa para hablar de alguien que fastidia, molesta o insiste tanto que termina cansando a todo el mundo. Es como estar dale que dale con lo mismo hasta que al otro se le sube la presión. Se puede usar en tono de queja, pero también medio en broma cuando el fastidio tiene su gracia.

"Hermano, anoche el vecino se puso a dar güiro con la música hasta las tres y hoy la doña le está dando güiro porque no la dejó dormir ni un ratico."

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