Se usa cuando algo está carísimo, tan caro que parece que tienes que pagar con un ojo, un riñón y hasta el alma. Es la queja clásica cuando ves el precio y te da mini infarto. Sirve para todo, desde la renta hasta las chelas del antro fresa. Y la neta, a veces sí se pasan de lanza.

"Fui a preguntar por la renta de un depa cerca del metro y no manches, cuesta un ojo de la cara, mejor me quedo con mi cuartito junto al puesto de tacos."

Se usa para quejarse de que algo está carísimo, tan caro que parece que tuvieras que pagar con un ojo de la cara de lo exagerado que es. Es la típica frase cuando ves un precio absurdo y te provoca salir corriendo. Es coloquial, muy gráfica y, la verdad, bastante dramática, pero por eso mismo tiene su encanto.

"Chamo, ese concierto está bello, pero ni de vaina pago esa entrada, cuesta un ojo de la cara y yo no cago real."

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