Se usa cuando alguien promete cosas a lo loco y luego nunca cumple, como si dejara esas promesas colgadas en una percha y se olvidara de ellas para siempre. Vale para políticos, colegas, parejas o quien sea que hable mucho y haga poco. Y oye, viene de perlas para señalar al típico bocas con un poco de guasa.
"Mira, al alcalde ni caso, que cada año promete arreglar la carretera y al final siempre acaba colgando las promesas como los calcetines en el tendedero del pueblo"