Se usa cuando algo es tan evidente que ni hace falta pensarlo, una forma bien misionera de decir que algo está más que claro. Es como un claro rotundo, con sabor a tereré y humedad de selva. Suena cariñoso y confiado, y la verdad es que entra solo en cualquier charla entre amigos.
"¿Che, vas a caer al asado del domingo? Claris, hermano, ya tengo el vacío adobado y el tereré listo para la previa."