Expresión usada para describir esos días eternos, chatos y medio plomos, típicos del otoño o del invierno cuando el cielo está gris, nada se mueve y el tiempo parece clavado. Es esa sensación de que el día no avanza ni a palos y todo se hace más pesado, como si el cielo fuera de goma y te aplastara un poco.
"Che, qué onda este martes con cielo de goma, no termina más, tengo alta fiaca y encima todavía falta bancarse la reunión con el jefe rompebolas."