Significa trabajar duro o esforzarse mucho, especialmente en situaciones donde el resultado es incierto y las cosas no salen como uno esperaba. Es la manera guerrense de decir que hay que meterle ganas aunque el camino esté lleno de baches.
"Hoy me toca chingarle en el campo, pero primero unos taquitos para cargar energía."
Forma coahuilense de decir que hay que echarle ganas al trabajo y no aflojar, aunque a veces suena como si uno estuviera castigando al trabajo.
"Ya ponte las pilas y chingarle, que el trabajo no se va a hacer solo."
En la CDMX se usa para decir que alguien va a trabajar duro, echarle ganas o ponerse las pilas con algo, casi siempre en plan informal. Puede ser chingarle en la chamba, en la escuela o en cualquier proyecto que traigas atorado. Es medio grosera, pero tan común que ya hasta suena cariñosa cuando la dices entre cuates.
"Güey, si no le chingas desde hoy a la tesis, vas a andar chillando en extraordinario mientras todos andamos en la peda de graduación."