Se usa para hablar del típico pibe que es socialmente torpe, medio antisocial y que parece tan frágil como un adorno de vidrio barato. Todo le afecta, todo lo analiza de más y cualquier comentario lo deja pensando mil horas. No es mala onda, pero sí es de esos que se rompen fácil por dentro, aunque por fuera parezcan tranquilos.
"No lo bardees al chico vítreo, boludo, que le tiraste una joda tranqui y quedó toda la noche mirando el techo en la pieza pensando qué hizo mal."