Forma cariñosa e irónica de llamar al carro propio, sobre todo cuando es viejo, vive fallando o está medio destartalado. Se usa para reírse un poco de la desgracia mecánica y quitarle drama a que el carro esté hecho leña. En Guárico y en buena parte de Venezuela es casi un clásico, y hay que admitir que tiene su encanto resignado.

"Chamo, ayer el carrito no quiso prender ni con rezos, tuve que empujarlo hasta la bomba y el pana mecánico se echó a reír nada más verlo llegar"

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