Se usa para decir que alguien se quedó bien dormido en plena misa, como si se hubiera echado un sueñito sabroso en el momento menos indicado. Aplica también para cualquier evento largo y tedioso donde el sueño te tumba sin piedad. Es una forma muy pintoresca de burlarse con cariño del que se quedó jetón.

"No manches, el Chuy se cargó un tamal en la misa de las ocho, se le cayó la cabeza tres veces y hasta el coro se le quedaba viendo aguantando la risa."

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