En Anzoátegui se usa para decir que alguien se queda pegado pensando demasiado, como en modo filosófico de barrio, dándole mil vueltas a lo mismo hasta marearse. Es ese estado medio tripeado después de una rumba o de un problema raro, cuando te quedas en silencio, con la mirada perdida, procesando todo. Y la verdad, a veces hace falta.
"Marico, llegué a la casa a las cinco de la mañana y me quedé todo cachifúo pensando si de pana renuncio al trabajo o me aguanto un mes más por la quincena."