En Mendoza se usa para hablar de un laburo pesado que te cae de golpe, medio de sorpresa y casi nunca con buena onda. Es ese momento en que pensabas rajar temprano y de repente te encajan mil cosas juntas. No es solo mucho trabajo, también es el bajón anímico que trae. Y hay que admitir que la palabra suena bastante graciosa.

"Yo ya estaba con la campera puesta para irme y zas, la profe me clavó un cacharpazo de ejercicios extra y terminé saliendo del cole de noche como un alma en pena."

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