Se usa para hablar del típico metiche que aparece en todos lados, opina de todo y se mete en asuntos ajenos como si tuviera pase VIP. La imagen es como si cruzara la biblioteca de punta a punta como su territorio, sin pedir permiso. Es medio fastidioso, pero también tiene su gracia cuando arma el chisme.
"Vale, llegó el atravesador de biblioteca, ni estaba en la conversa y ya quiere mandar más que el dueño de la casa, qué ladilla con ese chamo."