En Tierra del Fuego apichonarse es armarse un refugio medio a las apuradas con lo que haya a mano para bancarse el viento, la lluvia o el frío brutal. Puede ser meterse detrás de unas chapas, juntar ramas, cartones o lo que pinte. Es muy de fueguino curtido que no se achica con el clima, aunque por dentro esté tiritando.
"Salimos re confiados al cerro y se largó un viento patagónico tremendo, terminamos apichonándonos atrás de unas chapas oxidadas con cartones y una lona toda rota"