Expresión muy usada cuando a alguien no le queda otra que asumir las consecuencias de sus actos y hacerse cargo de la embarrada. Es como decir que hay que enfrentar la realidad con cara de palo, aunque duela. Bien chilena, bien nortina, y con ese toque de humor resignado que igual tiene su encanto.
"El Nico se gastó toda la plata del arriendo en carrete y ahora tiene que apechugarse los porotos con la dueña de casa, que ya lo está esperando en la puerta con los brazos cruzados."