Se usa para decir que alguien anda nervioso, asustado o con la preocupación metida hasta el cuello, como si estuviera esperando que pase algo malo en cualquier momento. Es muy de cuando uno sabe que la cagó o que lo pueden pillar en falta, y anda con la pera apretada todo el día. Y hay que admitir que la imagen es buenísima.
"Desde que supo que iban a revisar los correos de la pega, el jefe anda con la pera en harina, ni se atreve a ir a servirse un cafecito sin mirar pa’ todos lados."