Forma asturiana y cariñosa de despedirse, como decir adiós pero con azúcar por encima. Se usa entre colegas o familia cuando hay buen rollo y no quieres soltar un adiós seco y triste. Es como guiñar un ojo al irte y dejar claro que se te va a echar de menos, aunque luego os veáis mañana otra vez.
"Bueno, guaje, yo tiro pa casa que mañana madrugo. Zucre, cuidao al bajar la cuesta y no me llegues a casa rodando como una barrica de sidra"