Apodo medio vacilón para el abuelo o un señor mayor que presume de haber sido un rompecorazones o un bravo en su juventud. Se usa con cariño, como diciendo que antes era un peligro para las chicas o que era bien bandido para las juergas. No es insulto, más bien burla cariñosa, y la verdad es que suele sacar risas en la familia.
"Mi abuelo, ese viejo verdugo, jura que en las fiestas patronales de Junín hacía cola de pretendientas mientras él se paseaba con su poncho nuevo y su sombrero bien ladeado"