Se usa para hablar de esas caminatas eternas por Tierra del Fuego, con viento que te pega de costado, frío que cala hasta los huesos y paisaje tan salvaje que sentís que estás en el último rincón del planeta. Es como decir que te mandaste una travesía extrema, bien fueguina, de esas que después contás mil veces.
"Nos mandamos un tramo del fin del mundo desde Ushuaia hasta la colonia de pingüinos y casi salgo volando con el viento, pero valió la pena el frío y el sufrimiento."