Se usa cuando alguien está recaliente, lleno de bronca, como si tuviera un enojo clavado que no se le va ni con mate ni con siesta. No es solo estar molesto, es estar pasado de rosca, con cara de pocos amigos y cero paciencia. Básicamente, mejor no buscarle charla porque te muerde. Y hay que admitir que tiene su gracia.
"Bo, le rayaron el auto nuevo al Nacho y ahora anda con una cara que ni el perro se le arrima, tiene la rabia desde ayer de tarde y no se le pasa ni con bizcochos."