Se usa cuando alguien está empanado perdido, como ido del mundo, que no se entera de nada aunque se lo griten en la oreja. La imagen es como si le hubieran soltado un libraco en la nuca y se hubiera quedado grogui. Es una forma graciosa de decir que la persona va con retraso mentalmente, pero con cariño.
"Tío, le he explicado tres veces lo del examen y el nota sigue igual, tiene el libro en la nuca que parece que viene de echarse la siesta en la playa en pleno agosto."