Se usa cuando alguien decide mandar la dieta a la fregada y entregarse de lleno a la tragadera sabrosa, sin culpas ni conteo de calorías. Es como decir que ya te rendiste ante la comida rica y vas a disfrutar a lo grande. Suele escucharse en fiestas, vacaciones o cuando hay antojos imposibles de ignorar.
"Mira, ya hice ejercicio dos días seguidos, ahora sí me voy a subir al tren del gordo con esos panuchos y una coquita bien fría, total, la vida es una."