Se usa para describir ese momento glorioso en el que los pampeanos se tiran a descansar después de comer, con mate en mano, charla lenta y cero apuro. Es como jugar a ser señores del campo y del tiempo, disfrutando la pereza con estilo. Básicamente, no hacer nada productivo y sentirse un rey igual, que tiene su encanto.
"Terminamos el asado con vino y ensalada, y después nos quedamos en la galería señorseando, mate va mate viene, mientras los perros dormían panza arriba en el pasto."