Se usa para vacilar a esa persona que siempre llega tempranísimo, antes que el gallo y que el sol. Es el típico pana que nunca llega tarde, que parece que controla los relojes y los buses. A veces se dice con admiración y a veces con burla, porque tampoco es que haya que ser tan exagerado, pero tiene su encanto.
"Epa, chamo, llegué al terminal a las cinco pa’ agarrar buen puesto y nada, ya estabas tú sentado adelante, vale, eres el señor del tiempo."