Se usa para describir a alguien que habla duro, con voz mandona y aires de grandeza, como si fuera el dueño del castillo. Es ese personaje que entra a cualquier reunión y se le oye desde la esquina del barrio. No siempre es mala onda, pero sí deja claro que le encanta mandar y hacerse notar.

"Cuando don Jorge suelta su rugido marquesal en la reunión del conjunto, hasta el administrador se queda quieto y los vecinos fingen revisar el celular para que no los regañe."

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