En Risaralda se usa para hablar de cambiar de pareja, casi siempre en tono de chisme o vacile. La idea es que, así como uno cambia la cafetera por una más moderna o que saque mejor tinto, hay gente que cambia de novio o novia con bastante alegría. Es medio burlón, pero en tierra cafetera la metáfora tiene su encanto cafetero.

"Parce, ese man no se aburre, terminó con la novia el viernes y el domingo ya estaba renovando la cafetera en la fiesta del pueblo, con otra bien distinta."

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