Se usa cuando alguien que según esto ya se había reformado vuelve a juntarse con la misma bola desordenada, problemática o bien tóxica de siempre. Es como decir que regresó al lodazal, al desmadre y a las malas mañas. Suena medio chusco, pero también lleva su regañito escondido, como de tía que ya se lo veía venir.
"No que muy cambiado el Beto, que ya ni pisteaba ni nada, y al rato míralo otra vez recayendo en el marranero con los mismos vatos broncudos de la colonia, bien aferrado al desmadre."