Se usa para señalar a alguien tan antiguo que parece sacado de un baúl de la abuela, con ideas más caducadas que el yogur del fondo de la nevera. Es la versión vitaminada de rancio, para cuando la persona no solo es anticuada, sino que además va repartiendo ese aire viejuno por donde pasa. Y oye, a veces hasta tiene su encanto raro.
"Tía, el profe de historia es un ranciazo, aún manda trabajos en disquete y dice que el reguetón es una moda pasajera del demonio"