Apodo bien salteño, medio tierno y medio cargoso, para alguien que es lentísimo para todo, como tortuga con fiaca tomando sol en la vereda. Se usa entre amigos o en la familia para reírse del que siempre llega tarde, tarda en decidir o hace cada cosa a ritmo de procesión. Y hay que admitir que suena bastante simpático.
"Apurate, queloncho, que por tu culpa ya salió el tercer colectivo y seguimos acá clavados en la parada como dos estatuas de plaza."