Se usa cuando alguien está echando mucha carreta, adornando la historia o diciendo algo que suena más falso que billete de tres mil. Es como decir que no le crees ni poquito, que eso suena inventado o exagerado. En Tolima se suelta con tono de desconfianza, pero también con risa, porque el chisme a veces está bueno.
"El vecino salió con que tiene tres fincas, dos carros y que casi se lanza a la política, y uno acá sin plata ni pa’l bus... ¡qué cuento!"