Se usa para decir que alguien insiste y discute con una tozudez tremenda, que no afloja ni aunque le caiga un temporal en el cerro. Es esa persona que sigue y sigue, aunque todos ya hayan soltado la toalla. Muy del norte, muy jujeña, y hay que admitir que a veces esa cabezonería tiene su encanto.
"Che, ya fue la discusión del asado, pero el chango sigue porfiando como colla, ni con tres vinos encima lo hacés cambiar de idea."