Se usa para hablar de una vergüenza gigante, de esas que te dejan rojo como tomate y con ganas de hacerte el muerto en la arena. Es como un bochorno nivel leyenda, cuando todo el mundo ve tu cagada y tú solo quieres que te trague el mar. Y hay que admitir que el nombrecito tiene su encanto dramático.
"Me tropecé entrando al carrete, boté la mesa con los completos y quedé tirado en el suelo. Hermano, fue una plancha de mar tan brígida que hasta el perro me miró con pena."