Palabra muy costeña para hablar de algo o alguien que jode, estresa o complica la vida. Se usa cuando una situación se vuelve cansona, repetitiva o simplemente da pereza enfrentarla. Es como decir qué fastidio, pero con más sabor caribe y un poquito de queja dramática, porque al costeño le encanta exagerar un tris.
"Hermano, otra vez se fue la luz en pleno partido, qué pesavaina, ya iba a gritar el gol y quedé fue viendo la pared"