Es básicamente perder el tiempo, pero con toda la calma y la parsimonia catamarqueña. No es solo vaguear, es hacerlo con onda, sin culpa y como si fuera un arte ancestral. La gente parece ocupada, pero en realidad está en modo descanso eterno, disfrutando del paisaje y estirando cada minuto como si el reloj fuera opcional.
"Che, ayer dije que iba a ordenar la casa y al final me fui al dique, tomé mate, miré las montañas y nada más, estuve pelotudeando a lo catamarqueño hasta que se hizo de noche"