Se usa para hablar de una vergüenza bien brava, una metida de pata monumental que te deja con ganas de que la tierra te trague. Es ese momento incómodo en el que todo el mundo te vio hacer el oso y tú solo quieres desaparecer. Es como el nivel avanzado de pena ajena, pero protagonizado por ti.
"Parce, cuando me caí bailando en medio de la coreografía y tumbé el parlante fue un paso de mico tan berraco que salí directo a pedir el taxi."