Se usa para describir ese estado de confusión mental suave pero insistente, cuando tenés la cabeza nublada y las ideas se chocan entre sí. Puede ser por vino, por cansancio o por pensar demasiado en pavadas. Es como tener la mente en modo niebla patagónica, todo lento y medio torpe, pero con su encanto.
"Hoy me levanté con tanta neblina mental que le puse yerba al café, guardé las llaves en la heladera y encima salí sin abrigo con este vientito patagónico asesino."