Forma juguetona y bien neuquina de decir muchas gracias, pero deformando la palabra a propósito para que suene más tierna y graciosa. Se usa entre amigos o familia cuando alguien se porta de diez y querés agradecer con buena onda patagónica. Es como decir gracias, pero con abracito incluido y una sonrisa medio pícara.
"Che, te guardé asiento al lado de la estufa y te serví mate con torta frita. – ¡Muchas merces, loco! Sos más bueno que el pan casero de la abuela."