Se dice cuando alguien arma un jaleo gordo, de esos que suben el volumen de la sala en dos segundos. Puede ser por enfado, por drama o por ganas de liarla un poco, pero siempre implica bronca, protestas y mucho ruido. No es precisamente fino, pero describe perfecto el caos cuando alguien se viene arriba.
"En el bar dijeron que no quedaban pintxos y el Iñaki montó un pifostio que el camarero se escondió detrás de la cafetera y todo."