Expresión venezolana, bien carabobeña, para decir que mandas a alguien lejos con fastidio y un punto de grosería, como quien dice vete al carajo pero con sabor local. Se usa cuando alguien está fastidiando, hablando paja o insistiendo demasiado. Es brusca, pero entre panas también puede sonar medio chistosa si hay confianza.
"Chamo, el jefe otra vez quería que me quedara hasta tarde haciendo informes, así que agarré mis vainas, le sonreí bonito y por dentro lo mandé al cipote sin remordimiento."