Se usa para describir a alguien que está demasiado apegado a su mamá, al punto de que no mueve un dedo sin preguntarle o pedirle permiso. Puede ser un morro, un adolescente o hasta un adulto bien grandote que sigue actuando como si tuviera cinco años. Es medio burla cariñosa, pero también un jalón de orejas disfrazado, y la neta tiene su gracia.
"El Cristian no fue al reventón porque tiene mamitis, su mamá no lo dejó salir sin suéter y sin mandado hecho, y el vato bien obediente se quedó viendo la novela con ella."