Se usa para referirse a una mujer muy atractiva, con un tono piropero y bastante callejero. Puede sonar halagador si hay confianza, pero también puede quedar machista o incómodo si se dice a una desconocida. Es como subirle el volumen a decir guapa, aunque a veces más hortera que romántico, pero oye, hay quien lo suelta a todas horas.
"No manches, güey, viste a la nueva vecina del 302, está bien cañona, yo nomás dije en mi cabeza: ay mamacita, hasta se me olvidó a qué piso iba"