Forma divertida y medio poética de hablar de la estufa o chimenea cuando el viento patagónico se cuela por los caños y empieza a hacer ruidos raros. Cruje, silba, aúlla y parece que te estuviera contando chismes del barrio. Es de esas cosas que asustan un poco pero también hacen compañía en noches frías.
"Anoche la estufa parlante no paraba, entre silbidos y golpes parecía que el viento se había puesto a chusmear mi vida amorosa mientras yo intentaba dormir tapado hasta las orejas."