Se dice cuando vas tan cansado y agobiado que parece que vienes corriendo detrás del autobús desde Cuenca. Sirve para cuando has currado a destajo, has ido con mil prisas o simplemente estás reventado y sin aire. Es como ir con la reserva encendida en el cuerpo, pero tirando de orgullo para no caerte redondo.
"Entre ir al tajo, ayudar en la vendimia y luego bajar al pueblo a por recados, llego a casa llevando la lengua fuera, ni ganas tengo de sentarme a la fresca en la puerta."