Expresión usada para bajarle los humos a alguien joven e inexperto que se quiere hacer el sabroso, el sabelotodo o el más vivo del grupo. Es como recordarle que todavía es un carajito y que le falta calle, años y golpes de la vida. Suena medio regañón, pero también tiene su toque de vacilón si se dice con confianza.
"Chamo, tú hablando de montar negocio millonario y todavía vives con tu mamá, límpiate los mocos primero y después hablamos de empresa"